Mujeres y salud mental (Por Amuhaici Jasaraj Álvarez)

 


En estos días se está dando una mayor visibilidad a la salud mental y la importancia de esta para nuestra vida diaria. Sin embargo, todavía existen muchos tabúes que romper con respecto a este tema. 

En primer lugar, no nos es fácil tratar como sociedad un tema tan delicado porque seguimos relacionando la salud mental con palabras como locura o manicomio y en segundo lugar nos cuesta aceptar de manera individual cualquier tipo de trastorno que podamos tener. 

Otra de las cuestiones que sirven de excusa para hablar de salud mental es que se cree que los problemas que tienen que ver con ella son irremediablemente incurables, como si las personas que sufren un problema de salud mental no se curaran nunca y permanecieran en ese estado para siempre. 

Lo cierto es que no es así, las personas se curan y con la adecuada terapia y el correcto tratamiento se puede conseguir llevar una vida plena y sana independientemente de la enfermedad que se diagnostique. 

En tal caso, lo que no ayuda en nada es que la sociedad de la espalda a estas personas que sufren un calvario al ser rechazadas por la misma. En el caso de las mujeres, este abismo al que se enfrentan es mayor, no sólo quedan desprotegidas ante un sistema que está hecho para evitar que veamos el dolor humano sino que además la sociedad las castiga y culpa por su enfermedad y las invisibiliza tapando con medicación cualquier tipo de queja que puedan tener. 

Lo interesante en este punto es que hay estudios que demuestran que las mujeres, y sobre todo las víctimas de violencia de género, son sobre medicadas para que dejen de llenar consultas de psiquiatras que las diagnostican de trastornos graves sin ser escuchadas cuando en realidad lo que deberían de hacer estos profesionales es atender de manera individualizada para poder dar respuesta a las necesidades de cada paciente. 

Pero esto no pasa, cada mujer que llega a consulta pasa por los mismos filtros y acaba convirtiéndose en una más del montón de locas que acaparan las consultas como si de borregas histéricas estuviéramos hablando. 

Lo cierto es que este tipo de patrones lo único que consiguen es perpetuar las violencias que sufren estas mujeres e invisibilizan a un colectivo vulnerable de mujeres que lo único que desean es vivir una vida digna fuera de los acosos a los que están sometidas. 

Estas mujeres no sólo cargan con la violencia que sufren por parte de sus maltratadores sino que, también, sufren la violencia institucional que las degrada, lanzándolas a una nada que deja sus vidas vacías y sus mentes con tantos miedos que les es imposible alzar la voz para volver a reclamar sus derechos. Si bien es cierto que se habla de salud mental, más cierto es que se habla selectivamente de la salud mental porque, como hasta ahora ha venido siendo, las mujeres siguen siendo invisibles en una sociedad tan patriarcal que hasta los problemas de salud mental también tienen género.

Comentarios

  1. Gracias, Amy, por acercarnos a esta realidad con tu artículo. Necesitamos unir todos los esfuerzos posibles para visibilizar la violencia institucional de género.

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